martes, 5 de agosto de 2014

¿Estamos exprimiendo demasiado a las empresas?

Cuando hablamos de marketing y de empresas no pocas veces olvidamos un hecho importante: el entorno en el que se desarrolla la actividad de las empresas.

Y es que no es lo mismo tributar en un país con unos bajos niveles de impuestos que hacerlo en uno que tiene prácticamente un régimen confiscatorio. Hablamos en este mismo blog de los pasos esenciales en marketing y de las bondades de marketing online, pero partiendo de una premisa: o hay beneficios o malamente se puede invertir.

Porque repasemos un hecho obvio. Si tenemos que pagarle a un estado el 35% de nuestro beneficio y tenemos que competir contra alguien que solo paga el 12... partimos de una desventaja competitiva tremenda, ¿verdad?

Por qué los impuestos altos no redistribuyen riqueza sino que la eliminan

Obviamente no es lo mismo recaudar un 35% de 100 que un 12% de 500 o un 12% de 200 tres veces. Cualquiera con un mínimo conocimiento matemático sabe que si un empresario tiene un gasto fijo en plantilla y no vende lo suficiente para pagar a sus trabajadores o tiene que disminuir los trabajadores hasta que consiga beneficios o si no puede el negocio quiebra y cierra.

Unos impuestos excesivos reducen por ello el número de trabajadores activos y si el mercado laboral no lo permite hace que las empresas cierren.

Al final el estado recauda el 35% de cero y encima tiene que buscar cómo lograr más dinero para pagar el desempleo a quienes antes recibían una nómina de empresa.

Y es que una empresa simplemente con ese 23% no es ya que pueda tener mejores beneficios para que una suerte de malvados empresarios explotadores desperdicien su dinero, es que un empresario que se precie, con un 23% más de beneficio perfectamente puede desarrollar estrategias para mejorar la eficacia de su empresa, para mejorar o incrementar sus productos, para desarrollar nuevos servicios, abrirse a nuevos mercados o mejorar la operativa de su trabajo.


¿Repartir riqueza o generar miseria?

Cuando algunos hablan de "repartir la riqueza" se olvidan de que para repartirla primero hay que generarla. Y es posible, más que posible, que con un régimen confiscatorio estemos impidiendo que las empresas generen más negocio, mejores productos, lleguen a más clientes y creen más riqueza que si existen márgenes suficientes como para invertir en todo ello.

En definitiva, que nadie se extrañe de que países con altos impuestos sean poco competitivos con sus pares de impuestos reducidos y no hablemos ya de sus tasas de paro.

Eso sí, haberlos haylos que siempre hablan de repartir el dinero... de otros.